Decepción en Nueva York por fallo sobre porte de armas

“Terrible, absolutamente terrible, que nos hayan arrebatado nuestro derecho a imponer restricciones razonables”

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Tanto las autoridades neoyorquinas como la población de a pie mostraron su sorpresa e indignación por el fallo de la Corte Suprema que permite el porte de armas en público y advierten que la decisión engendrará más violencia y socavará la seguridad pública.

El fallo, aprobado por seis votos contra tres, se produce en un momento de aumento de la violencia por armas de fuego, que han matado en lo que va de año a 20,857 personas, de ellas, 11,484 por suicidio, y el resto por homicidios, según la organización Gun Violence Archive.

Pero sobre todo, echa abajo la legislación de Nueva York, que requería un permiso especial para portar un arma de fuego, lo que la gobernadora del estado, la demócrata Kathy Hochul, tildó de “indignante” y de “día negro”.

El alcalde de la Gran Manzana, Eric Adams, también demócrata, advirtió que puede “puede abrir un nuevo río para alimentar el mar de violencia de armas de fuego” que sacude al país.

“Terrible, absolutamente terrible, que nos hayan arrebatado nuestro derecho a imponer restricciones razonables”, dijo la gobernadora a la prensa.

Pese al creciente llamado para limitar las armas de fuego después de las últimas matanzas registradas en mayo –en un supermercado de Buffalo (norte de Nueva York), contra la comunidad negra, en la que murieron diez personas, y en una escuela primaria de Uvalde, Texas, con 19 niños y dos profesoras muertos –, el máximo tribunal de justicia se puso del lado de los defensores de la Constitución de 1788, que garantiza el derecho a poseer y llevar armas.

Adams, elegido el pasado año con la promesa de hacer más segura a la capital financiera y turística del país de casi nueve millones de habitantes, prometió “hacer todo lo que esté en (sus) manos para contener” la creciente ola de violencia de las armas e impedir que la ciudad se convierta en el “salvaje oeste”.

A muchos ciudadanos de a pie, la decisión de la máxima autoridad judicial del país también les ha sorprendido y se muestran mayoritariamente en contra.

Para el artista kuwaití Mohammed, de 38 años, que lleva viviendo 20 en Estados Unidos, el fallo es “horrible”. “Oímos sobre todas estas matanzas y solo pensar que la gente lleva armas encima, es simplemente inimaginable”, dice decepcionado a la AFP.

De la misma opinión es Christy, 32 de años, vigilante afroamericana en un estacionamiento en el centro de Manhattan que piensa que esta decisión va a contribuir a “aumentar la criminalidad”, entre otras cosas, debido a los problemas de salud mental, que es lo “primero que debería abordarse”.

Tampoco “es una buena idea” para el conserje Andy, de 41 años, que en un juego de palabras dijo que “arms” -que significa también brazos en inglés- “deberían ser para abrazarse y no para matar”.

Pero no todos coinciden. Sam, de 75 años, piensa que se trata de “autodefensa” y si alguien “sabe que llevas un arma tendrá cuidado”.

Prevenir la violencia

Para la directora ejecutiva de La Unión de Libertades Civiles de Nueva York y la Unión Americana de Libertades Civiles, Donna Lieberman, “la Corte Suprema no debería derribar regulaciones de armas que promueven la democracia abierta, refuerzan la seguridad pública y protegen la vida de la gente”.

Y como en última instancia, los estados pueden implementar sus medidas de seguridad, “animamos y esperamos que Nueva York regule las armas tan eficaz y justamente como sea posible para prevenir la violencia”.

Hochul dijo que el estado “revisará cuidadosamente las opciones” que le quedan ahora al estado, entre ellas convocar una sesión especial del Parlamento local.

“Seguiremos haciendo todo lo que esté en nuestras manos para proteger a los neoyorquinos de la violencia armada y preservar el sentido común del estado sobre legislación de armas”, tuiteó la fiscal general de Nueva York, la también demócrata Letitia James.

Los defensores de las armas invocan la Segunda Enmienda de la Constitución, que estipula que “el derecho de las personas a poseer y portar armas no debería infringirse”.

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