La Hacienda de España sabe todo los movimientos de Shakira

En 2018 la cantante pagó a la Hacienda española una multa de más de US$20 millones por irregularidades tributarias cometidas en el año 2011

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Una amplia investigación hecha por el periódico “El País” en 2020 reveló por primera vez cómo el Ministerio de Hacienda de España le siguió los pasos a la cantante colombiana Shakira.

El medio señala que, con la devoción propia de una fan y perspicacia de detective, la inspectora Susana C. reconstruyó su vida, desnudó su imperio económico y la puso contra las cuerdas acusándola de defraudar 14,5 millones.

La inspectora buceó en el día a día de la cantante colombiana en Barcelona para demostrar que no vivía en Bahamas sino en España, y que por ello debía pagar sus impuestos en la nación europea.

Desde saber los horarios en los que Shakira recibía clases particulares de francés, que su profesora de zumba se llamaba Betsie, que iba al peluquero dos veces por semana, que sus gastos en tiendas exclusivas, restaurantes y hoteles los pagaban sus asistentas con tarjetas de crédito de American Express. Hasta sabe que, cuando acudía a la clínica donde dio a luz a sus hijos, lo hacía bajo el pseudónimo de Sila Prieto.

El nombre real de la artista vale tanto como un pseudónimo: Shakira es Isabel Mebarak Ripoll, “la contribuyente”, según la ve Susana C., convencida en su extenso informe ?al que ha accedido EL PAÍS? de que en 2011, tras comenzar su relación con Gerard Piqué, ancló en España. Primero alquiló una casa al nadador David Meca, después se instaló en una céntrica calle de Barcelona con el central azulgrana y al final ambos compraron una casa a la altura de su patrimonio en un barrio exclusivo de Esplugues, cerca de la ciudad deportiva del Barça.

¿Cómo descubrieron que vivía en España y no en Bahamas?

En 2011, los investigadores de Hacienda la ubicaron 60 veces en España, muchas más que en cualquiera de los 37 países del mundo que visitó ese año. Ninguno de ellos, por cierto, era Bahamas.

Según el reportaje publicado por el medio español, la isla caribeña ocupa un lugar central en esta historia. La inspectora denuncia la “nula colaboración” de Shakira, tozuda al afirmar “sin pruebas” que no vivió en España hasta finales de 2014, cuando ya era madre de su primer hijo (Milan) y estaba embarazada del segundo (Shasha). En la inspección, la artista dijo que hasta entonces residía en una casa comprada en Nassau por 1,1 millones de dólares.

Y aportó como prueba un permiso de residencia permanente otorgado por Bahamas en 2007. Pero Susana C. no cedió. Demostró que el único requisito para obtener ese certificado es comprar una casa; cuanto más cara mejor, porque “si supera cierto importe, se aceleran los trámites”.

La disputa en la sede de la Agencia Tributaria fue intensa. Shakira aportó gastos de luz, agua y televisión por cable de la casa de Nassau. Resultó que esos servicios los pagaba una empresa y no los consumía ella, sino los empleados que cuidaban la finca.

El exnovio y exmánager de la cantante de Barranquilla, Antonio de la Rúa, echó una mano a la inspectora sin proponérselo. El amor entre los dos se acabó en 2010, cuando Shakira conoció a Piqué mientras grababa el videoclip de Waka-waka, la canción del Mundial de Sudáfrica que ganó España.

Tras ser apartado de los negocios, De la Rúa le demandó en Nueva York, donde reclama 100 millones de euros por contribuir a crear “la marca Shakira”. La inspectora consiguió su declaración judicial, en la que afirmaba que él iba a quedarse la casa de Bahamas y que Shakira “mandó a sus asistentes a recoger sus pertenencias”.

La burocracia da pistas de lo “artificioso” de la residencia en Bahamas, que tenía una mera “finalidad fiscal”, porque allí no existe un impuesto que, como en España, grave lo que se gana con independencia de dónde se gane (el nombre técnico, grandilocuente, es “renta mundial”). Pero es la esfera personal lo que permite ver el puzle completo.

La inspectora presumió de haber “identificado a todo el núcleo” íntimo de Shakira: sus padres y hermanos, sus asistentes, la directora de la Fundación Pies Descalzos; los contables, estilistas, productores y amigos norteamericanos. Incluso su médico de confianza en Colombia. Todos ellos, en algún momento de los años investigados (2011-2014) la visitan en Barcelona.

Ni un solo día visitó Shakira su isla en ese periodo. Tampoco ha aportado pruebas (como billetes de avión) de que lo hiciera. No le une con Bahamas “ningún lazo profesional, familiar, personal o social”, resalta la inspectora. Viajó por todo el mundo para dar conciertos, rodar anuncios y descansar. Pero, por muy largos que fuesen algunos de esos viajes ?grabó The Voice en Estados Unidos varias semanas al año?, Hacienda los considera “ausencias esporádicas”.

En mayo del 2022,  la justicia española avaló que la cantante colombiana fuera juzgada por fraude fiscal. En ese momento la Audiencia de la ciudad catalana confirmó que había suficientes indicios para juzgarla a raíz de la querella que la Fiscalía presentó contra ella por seis delitos tributarios, según informó la agencia de noticias EFE.

La Justicia española acusó a Shakira de haber simulado durante los años 2012, 2013 y 2014 no residir en el país europeo y de haber ocultado ingresos mediante un entramado de sociedades con sede en paraísos fiscales.

En 2018 la cantante pagó a la Hacienda española una multa de más de US$20 millones por irregularidades tributarias cometidas en el año 2011.

En un comunicado, los abogados de Shakira dijeron que continuarán el proceso para demostrar su inocencia.

“La conducta de Shakira en materia tributaria siempre ha sido intachable en todos los países en los que ha tenido que tributar, y ha confiado y seguido fielmente el criterio de los mejores especialistas y expertos asesores”, indicaron los letrados.

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