Palabras homófonas, no homógrafas – El Profe Show

Volvemos a la ortografía después de unas semanas repasando las novedades en el Diccionario de la lengua española. Hoy vamos a hablar de pullas y puyas. Ustedes, que ya saben que la ortografía es una cuestión de historia y de detalles, no se sorprenderán si les digo que estamos ante dos palabras diferentes, con orígenes

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Volvemos a la ortografía después de unas semanas repasando las novedades en el Diccionario de la lengua española. Hoy vamos a hablar de pullas y puyas. Ustedes, que ya saben que la ortografía es una cuestión de historia y de detalles, no se sorprenderán si les digo que estamos ante dos palabras diferentes, con orígenes diferentes y con significados diferentes.

La pulla, escrita con elle, se refiere a esa expresión, aguda, a veces indirecta, con la que se ataca o se interpela a alguien. Hay pullas sabrosas, con chispa, y las hay hirientes y humillantes. El origen de esta palabra está en la voz portuguesa pulha. El contenido y la intención de la pulla, e incluso su interpretación, ya depende de ustedes. Del sustantivo pulla se derivan el verbo pullar y el aumentativo pullazo, que mantienen el dígrafo elle en su escritura por tratarse de palabras de la misma familia.

La puya, escrita con ye, designa la punta afilada de algunos objetos y, por extensión, cualquier objeto que la tenga. Las hay de todas las formas y tamaños y con las más variadas aplicaciones, desde la puya del trompo a la puya del puerco en puya. Este término procede el latín pugio ‘puñal’ y de él se derivan puyazo y puyón, para designar la herida provocada por un objeto punzante, puyar y puyudo.  

Pulla y puya son homófonas para los hablantes que no distinguimos la pronunciación de elle y ye; homófonas, es decir, que suenan igual, pero no así homógrafas, puesto que no se escriben igual. Si nos detenemos a mirarlas de cerca aprenderemos a distinguirlas y evitaremos errores ortográficos, aunque no nos gusten ni las pullas ni las puyas.

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