Pimentel: “El bono alto puede ser bueno según el entorno”

Casi medio centenar de dominicanos firman sobre los US$300 mil

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El maná que rocía Grandes Ligas cada año ha dejado en sus primeros tres días de mercado 2023 a 48 prospectos dominicanos con bonos en el rango de los US$300 mil y US$4,7 millones. Al cambio actual son entre RD$16.7 MM y US$262.2 MM, una cifra importante para jóvenes de 17 años, así se le corte hasta la mitad como pago a los entrenadores que los formaron.

Con unas probabilidades de alcanzar la Tierra Prometida, donde se reparten las fortunas, tan baja como el 6% (la taza de los firmados este siglo), ese bono suele ser el dinero más alto que ven sobre el 90% de los firmados en toda su carrera de béisbol.

Cristian Pimentel conoce el negocio de arriba abajo. En su liga infantil ha formado talentos desde los seis años, como Eloy Jiménez y Domingo Leyba, y en su programa ha desarrollado jóvenes que han firmado por millones de dólares.

Pimentel hace un paralelismo entre muchos prospectos que reciben buen dinero con las personas que se ganan la lotería, que en Estados Unidos, de acuerdo al National Endowment for Financial Education, el 70% queda en bancarrota dentro de 10 años. “No entienden que ese dinero es como si fuera la liquidación anticipada, para que afronten el largo camino de las ligas menores”, lamenta.

“Es súper importante que en el entorno haya alguien que los dirijas y no que ellos dirijan. Si aquí hay un papá y una mamá que juegan su rol y el niño cuando firma depende de las orientaciones de su padre difícilmente ese niño se descarrile. Por eso vemos muchos jugadores que han cogido mucho dinero y su rendimiento fue muy por debajo al monto que le dieron. Algunos dejaron de jugar”, dice Pimentel, que cuenta con una de las academias más avanzadas del país.

Adael Amador, quien fuera la primera selección del pasado sorteo de novatos de la Lidom y que figura entre los mejores 100 prospectos del béisbol, es su producto más próximo a tener impacto. Firmó en 2019 con los Rockies por un bono de US$1,5 millones y su evolución ha sido meteórica.

Explica que mientras los jugadores están en proceso de firma al entrenador lo escuchan, pero ya cuando logran el objetivo esa relación en muchos casos se rompe, lo que dificulta hasta dar un consejo.

“Entonces, ya el muchacho se queda al margen del papá, y muchas veces no son estos padres duros que exigen que los muchachos lleguen a una hora, que se comporten bien, que a la hora de hacer un gasto se piense para qué es eso, si beneficia o perjudica. He visto muchachos incluso decirle al papá, ‘es que esos cuartos son míos, esos cuartos no son tuyos’, son muchos casos feos”, dice en modo de reflexión Pimentel.

Desde que se abrió el mercado el domingo los equipos han comprometido US$61,6 millones con esos 48 prospectos que firmaron por al menos US$300 mil. Según Baseball America, van 521 firmas rubricadas de las cuales 254 son para quisqueyanos.

“Aquellos que vienen con buena formación de su casa son los que dirigen el barco; esos niños cuando llegan a tener ese tipo de dinero hasta los pasos que dan son previamente planificado. No malgastan su dinero. Pero aquellos que no tienen el privilegio de tener un papá y una mamá en vez de bien lo que el dinero le hace es daño”, dice Pimentel.

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