Juan Manuel Gutiérrez : “Si queremos sociedades democráticas, tenemos que tener niños democráticos” – El Profe Show

Juan Manuel Gutiérrez, a sus 74 años, es la prueba de que un maestro (¿o profesor?) no se jubila cuando la vocación y las fuerzas se entusiasman mutuamente.Su “asignatura” es cuando menos peculiar: Filosofía para Niños. En una época en que las humanidades han sido relegadas y se imponen otras disciplinas —¿Enseñar filosofía a niños?Sí

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Juan Manuel Gutiérrez, a sus 74 años, es la prueba de que un maestro (¿o profesor?) no se jubila cuando la vocación y las fuerzas se entusiasman mutuamente.

Su “asignatura” es cuando menos peculiar: Filosofía para Niños. En una época en que las humanidades han sido relegadas y se imponen otras disciplinas

—¿Enseñar filosofía a niños?

Sí, de 3 a 18 años.

—¿Cómo se enseña filosofía a un niño de 3 años?

Vas a engancharte con Platón que decía que la filosofía era solamente para gente adulta. Pero Matthew Lipman, que es quien ha desarrollado este método, dice que los niños son los verdaderos filósofos. Son los únicos que hacen preguntas metafísicas. Los adultos no las hacen, no lo comprenden. Los niños son esponjas, el problema no está en ellos. Está en los adultos que no sabemos bajar de nuestros postgrados y doctorados.

—Usted va a contracorriente, propugna volver a las bases del humanismo cuando ahora se insiste en la necesidad de estudiar ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Si queremos tener sociedades democráticas, tenemos que tener niños democráticos y eso es una labor inmensa. Hay que empezar a trabajar de una manera muy distinta. El niño es la piedra filosofal de la educación, los profesores no enseñamos nada. Yo digo que solo ayudo a que los alumnos encuentren el camino de la verdad.

—¿Cómo se habla de filosofía a un niño?

Hay que bajar al aula y hablarle a un niño del pensamiento y de cómo pensar, cómo tener buenos juicios, cómo razonar y escuchar. Uno de los problemas más grandes que tenemos es que no escuchamos nada. Lipman dice que la dificultad está en que el profesor descienda. A los alumnos hay que hablarles a un nivel que entiendan, porque entienden más de lo que pensamos. Por ejemplo, yo, que fui profesor en la universidad, para dar cursos a profesores de primaria estuve en una guardería trabajando con niños. Los niños te preguntan cómo es que muere la gente y va al cielo, si los ponen en una caja y los llevan al cementerio, por ejemplo.

—¿Qué gana un niño con el contacto con la filosofía?

Los niños que hacen Filosofía Para Niños, son buenos en matemáticas, lengua, en ser líderes, porque saben preguntar y cuestionar. Los niños son hábiles, pero la gente no sabe preguntar. La pregunta es cuestionadora, investigadora. A veces les preguntas, ¿qué es más importante, la pregunta o la respuesta? Muchos te dicen la respuesta, pero es la pregunta es la que te lleva a investigar, la que te da alas.

—Me viene a la mente El mundo de Sofía de Gaarder o Ética para Amador de Savater. ¿Hay una literatura de filosofía para niños?

El mundo de Sofía es el libro más comprado y menos leído, se puso de moda. Es un buen libro cuando un profesor explica la historia, porque te aterriza y se ejemplifica aquello que sabes, pero si no sabes antes filosofía, te quedas en blanco.

—¿Las jóvenes de hoy están más angustiados que generaciones anteriores?

Depende de cómo se mida. Porque quizá… si uno no piensa no se angustia. Nos ha tocado vivir en un mundo en el que ha pasado la era industrial. La formación siempre ha ido en función de lo que sucede. Ahora estamos en la era de la comunicación. Tenemos todos los medios a nuestro alcance con todos los problemas que conlleva eso.

Un método y un objetivo

Juan Manuel Gutiérrez, es catedrático de Filosofía en el Instituto Tecnológico (IES) Calderón de la Barca de Gijón, España. Invitado por Funglode, dictó una conferencia sobre inteligencias múltiples. Ha impartido en el país maestrías a profesores sobre el método Filosofía para Niños creado por Matthew Limpan. Se trata una propuesta educativa que brinda a los niños instrumentos adecuados en el momento en que comienzan a interrogarse acerca del mundo y de su inserción en él. A partir de temas tradicionales de la historia de la Filosofía y, mediante un conjunto de pautas metodológicas, rescatan la curiosidad de los niños para desarrollar el pensamiento complejo. No se propone convertir a los niños en filósofos, sino desarrollar y mantener viva en ellos una actitud crítica, creativa y cuidadosa del otro.

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