iDios mío!… iQué calor! – El Profe Show

Que me excusen los turistas, pero el calor no se hizo para nosotros. Agradecemos del sol que nos mantenga vivos, pero el sudor, la ropa que pica y los cabellos pegados ino favorecen a nadie!Nos acostumbramos pronto y rápido al buen tiempo. Los primeros meses del año, con lluvias intermitentes, alargaron Io que parecía un

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Que me excusen los turistas, pero el calor no se hizo para nosotros. Agradecemos del sol que nos mantenga vivos, pero el sudor, la ropa que pica y los cabellos pegados ino favorecen a nadie!

Nos acostumbramos pronto y rápido al buen tiempo. Los primeros meses del año, con lluvias intermitentes, alargaron Io que parecía un invierno cimarrón. Hasta pijamas largas nos pusimos…

El calor nos agarró desprevenidos, cual turistas nórdicos. Las altísimas temperaturas de estos días nos ponen a pensar en agosto, cuando parece que la tierra va a temblar en cualquier momento y se puede freír un huevo en el pavimento. ¿Cómo vamos a aguantar esto?

La verdad es que los dominicanos, así como no comemos pescado siendo insulares, tampoco hemos sabido adaptar nuestra vestimenta, ni nuestro estilo de vida a las circunstancias. Mientras más calor hace, más trapos nos ponemos y más rápido queremos vivir.

Obligados por las formas protocolares que hemos copiado, seguimos yendo a trabajar con ropa oscura y zapatos cerrados. Los hombres, chaquetas y corbatas que ni un lord inglés. Y cuando los vemos a ellos, donde el sol apenas se asoma, solo falta que vayan en bermudas a trabajar, “disfrutando del buen tiempo”.

Los muchachos (casi) en vacaciones no resisten estar dentro de la casa si no hay 3 aires acondicionados prendidos y la nevera abierta. Si los mandas a jugar fuera, parece que sudaron por un equipo de fútbol al completo… y así huelen.

¿Y los cabellos? No hay “salón” que aguante dos días, ni moño que lo resista. La factura de la peluquería se duplica durante 4 meses. iEl pelo bonito y el calor desesperante no combinan! ¿Y el cutis? De tanto que “brilla” pierde lozanía. Por ratos parece que nos derretimos. El polvo compacto y la “base” correctora parecen crear una pasta sobre las mejillas y sirve de relleno a las patitas de gallina y líneas de expresión. Prohibido hacer muecas, que se marcan.

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Con el compañero, la situación puede ponerse difícil. Sobre todo cuando se va la luz de noche y no se mueve ni una hoja. Una alta dosis de cariño para que el parejo no entienda que nos estamos negando… iUstedes me entienden…!

El metabolismo aumenta, casi al mismo ritmo que la temperatura exterior, y si no queremos morir de asfixia tenemos que bajar el ritmo. Evitar sofocarnos entre las 11 a.m. y las 4:00 p.m. y encomendarnos a los ángeles del cielo si se nos daña el aire del carro en medio de un tapón. Dentro de la casa, mantener una buena dotación de jugos naturales y evitar prender el horno, por aquello de no redundar. Tampoco comer hasta reventar. El cuerpo se “calienta” intentando digerir carbohidratos y no ayuda en nada a la sensación de sofoco general.

Airea la vivienda, retira las cortinas y cualquier obstáculo para que la brisa circule con libertad. Y allí donde sientas que no vas a derretirte, coloca la silla más cómoda que encuentres y disponte a leer un buen libro. Un abanico de pedestal extenderá un par de años tu expectativa de vida.

Ante el calor y la humedad excesivos, hay que poner la mejor cara posible. Y la menor cantidad de ropa. Si no puedes con lo anterior, llena hasta arriba la bañera y olvídate del mundo. No te conviene ponerte a pelear de aquí a diciembre. iCon la naturaleza no se puede!

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