Economía: Ficción eléctrica – El Profe Show

Hay fantasías en las que no debemos creer, y sueños de los que es conveniente despertar. Y cuanto más pronto lo hagamos, mejor. Estamos convencidos de que nuestro país cuenta con un servicio de electricidad que ha venido resolviendo sus graves deficiencias crónicas. Ciertamente, las cifras acerca de la capacidad instalada de generación de energía

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Hay fantasías en las que no debemos creer, y sueños de los que es conveniente despertar. Y cuanto más pronto lo hagamos, mejor. Estamos convencidos de que nuestro país cuenta con un servicio de electricidad que ha venido resolviendo sus graves deficiencias crónicas. Ciertamente, las cifras acerca de la capacidad instalada de generación de energía así lo demuestran. No sólo la cuantía de la generación ha crecido de forma impresionante, sino que las fuentes de la energía se han diversificado. En el pasado la energía provenía de la combustión de bunker y diésel, a los que posteriormente se fueron añadiendo las presas hidroeléctricas. Ahora contamos además con el gas, el carbón, el viento y el sol.

De gran importancia ha sido la reducción de la huella ecológica con la incorporación de fuentes verdes. Aunque es verdad que no hemos sido campeones del medio ambiente, y que a ese respecto aún nos falta mucho terreno por recorrer, se han dado pasos significativos en esa dirección, principalmente por parte de varias empresas y de algunos generadores privados. Y la tendencia es que en el futuro disminuya progresivamente la dependencia de combustibles fósiles, siendo éstos reemplazados por fuentes renovables.

Ante ese evidente progreso, puede lucir exagerado, e innecesariamente alarmista, señalar que a pesar de esos avances nuestro sistema eléctrico puede darnos un gran susto. Tuvimos ya una muestra con la tormenta Franklin, y bastaría que un huracán moderado – sin ser devastador – golpee de lleno todo el territorio nacional. Esto así porque el subsistema de distribución de energía es en extremo precario. Alambres, postes, transformadores, interruptores y demás componentes están deteriorados, sin que dispongamos de existencias de repuestos ni recursos para renovarlos. Eso ocurre porque en tanto la generación es operada como un negocio, la distribución es llevada a cabo como un ineficiente servicio social asfixiado por las pérdidas. Y mientras más aumente la generación, peor será la distribución.

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