El año Sorolla debuta en EE.UU. con los bocetos de su Visión de España – El Profe Show

La exposición está compuesta por 33 grandes bocetos realizados con la técnica del “gouache”

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El “año Sorolla” debutó este jueves en Estados Unidos con una exposición donde se muestran al público los bocetos que el pintor preparó para su monumental Visión de España, a la espera de que esos enormes murales puedan ser visitados cuando se reabra la Hispanic Society (HS).

Son 33 grandes bocetos -algunos miden 4 metros de largo por uno de ancho- realizados con la técnica del “gouache” donde Sorolla fue ensayando durante el año 1912 su galería de lo que en un principio iba a ser un friso de la Historia de España y acabó siendo una serie de retratos costumbristas, casi antropológicos, de las distintas regiones del país.

El multimillonario Archer Huntington, fundador de la HS y que fue quien encargó los murales, ya era consciente de que esos bocetos tendrían un gran valor, e hizo constar en contrato que todos los borradores se quedarían también en Nueva York como parte de la colección.

“Hay quien considera que los bocetos tienen más valor artístico que los propios murales”, dijo a EFE el comisario de la muestra Robert Yahner, en la sala del National Arts Club donde se exponen, y lo razona así: los bocetos muestran un país en movimiento, con gran espontaneidad, mientras que los murales acaban resultando demasiado teatrales, es muy visible la “puesta en escena”.

Acuarelas sobre papel de estraza

Sorolla desplegó metros y metros de papel de estraza marrón, muy resistente, sobre el que aplicó el gouache, y en algunos de ellos utilizó una técnica entonces muy novedosa llamada de “papier collé”, consistente en pegar objetos sobre personas y personas sobre el fondo hasta acumular varias capas de papel, como recuerda Marcus B.Burke, conservador principal de la HS.

Algunos bocetos están más acabados que otros, e incluso se muestran varios bocetos de una misma región, y son documentos impagables para entender la técnica del maestro valenciano: a veces una figura es pintada dos veces porque Sorolla comprendía que sobre ella debía girar toda la composición.

El estado de los bocetos es excelente gracias a que el único viaje que hicieron en su vida, el pasado 2015, fue para ser restaurados gracias a un proyecto de Bancaja, y solo entonces, tras su restauración, fueron exhibidos en Valencia antes de regresar al fortín de la Hispanic Society, donde desgraciadamente suelen estar almacenados por no disponer el edificio de espacio para mostrar todo el arte que contiene.

UN ENCARGO QUE ACABÓ CON SU VIDA

El pintor valenciano sabía que el encargo de Huntington “se comería los mejores años de su vida” según dejó escrito en su momento, pero no podía rechazarlo: el magnate le pagó por el trabajo 150.000 dólares, equivalentes a 5 millones de dólares al cambio de hoy, y además iban a ser expuestos con todos los honores en una sala especial que ha terminado llamándose “sala Sorolla“.

Al comenzar la que será su magna obra, Sorolla tiene una intención totalizadora -recuerda Burke-, quiere meterlo todo en un lienzo: las personas con sus distintos vestidos, las fiestas, las comidas, los animales y hasta la luz -no por algo se le llama “el pintor de la luz”-, y esto produjo algunas escenas un tanto abigarradas y poco naturales, como es el caso de la región de Castilla.

Luego Sorolla cambió de opinión y cuando llegó a Andalucía o el Levante plasmó momentos concretos como una corrida de toros o la llegada de los barcos a la lonja, que tenían un aspecto más naturalista.

Llama la atención que no aparece en toda la serie ni Madrid, ni Barcelona ni Bilbao, las tres grandes ciudades de la época y símbolo de la modernidad: al fin y al cabo, Sorolla ya estaba retratando una España rural que se desvanecía, y su “Visión de España” representa el documento de esa España idealizada.

Pero, como recuerda Burke, la España de Sorolla no era la de la Generación del 98, la del pintor Ignacio Zuloaga y tantos poetas pesimistas, sino una España festiva. Lo explicó él mismo: “En mis viajes -en los que daba forma a los bocetos- voy descubriendo toda la verdad, que dista mucho de ser la nota triste que ha invadido nuestro arte y nuestra literatura. Depende esto de los artistas. Son ellos los enfermos, no nuestro pueblo”.

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