El Palacio de Versalles reabre al público el apartamento privado de María Antonieta

Las habitaciones de la primera planta se restauraron por etapas entre 2003 y 2015

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El Palacio de Versalles reabrirá al público a partir de este martes los apartamentos privados de María Antonieta, a los que se accedía por la puerta escondida que a la esposa de Luis XVI le sirvió para huir, en un primer momento, de los revolucionarios en octubre de 1789.

Tras una serie de trabajos de investigación, restauración y reamueblado, estas estancias consideradas como uno de los elementos “más secretos de la antigua residencia real” se podrán visitar en su totalidad a partir de ahora, que se celebra el 400 aniversario del Palacio de Versalles, ubicado a una treintena de kilómetros de París.

“El resultado de varios años de trabajos de investigación y restauración -destaca el organismo que lo gestiona en un comunicado- es que ahora podemos redescubrir la coherencia y la riqueza de un espacio eminentemente femenino repartido en dos plantas del palacio”.

El conjunto del apartamento no había estado abierto al público desde hacía una década, según indicaron este lunes a EFE fuentes del palacio, y las obras de renovación se han desarrollado en distintas fases.

Las habitaciones de la primera planta se restauraron por etapas entre 2003 y 2015, aunque no se pudieron visitar hasta el año pasado. Las salas del piso superior, por su parte, han estado cerradas desde 2016.

María Antonieta (1755-1793), que antes de reina consorte de Francia fue princesa archiduquesa de Austria, comenzó a amueblar estos aposentos, que habían sido asignados precedentemente a Marie Leszczynska (esposa de Luis XV), en 1774, cuatro años después de su llegada a Versalles.

La primera planta del apartamento reservado al uso de la reina consta de una biblioteca, un gabinete llamado “Méridienne” y otro bautizado gabinete interior o dorado.

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El primero es una alcoba presidida por una otomana de espejos de colores que posee una de las decoraciones “más preciosas del palacio” y evoca, de acuerdo a los investigadores, la felicidad de la pareja real por el nacimiento de su primer hijo.

El gabinete interior, por su parte, fue decorado en 1779 con sedas de flores, medallones y arabescos, pero éstas fueron sustituidas en 1784 por una nueva decoración de ebanistería esculpida, inspirada en la egiptomanía emergente en la época, y de ahí el nombre de gabinete dorado.

A través de unas pequeñas escaleras se accede a la segunda planta, en la que hay salas que la reina reservó a su uso personal y al de sus ayudantes de cámara y sirvientes.

En ese nivel hay dos habitaciones de la reina -un comedor y un tocador-, una sala de billar (un juego muy popular en la corte desde los tiempos de Luis XIV) que se convirtió en salón, tres habitaciones para las primeras camareras y tres para los criados.

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“Todas estas habitaciones han sido restauradas, dotadas de una nueva decoración textil y reamuebladas” después de “una amplia investigación” sobre su uso, destacó el Palacio de Versalles

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