Amy Winehouse, la estrella del R&B que solo quería cantar jazz

Hace cuarenta años nació Amy Winehouse, una artista de vida tumultuosa y muerte temprana

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Amy Winehouse nació el 15 de septiembre de 1983 y creció en un suburbio de clase media baja de la capital británica. Su infancia estuvo marcada por la ausencia de su padre, un taxista y cantante de jazz aficionado, que se divorció de su madre cuando la futura artista contaba nueve años.

Con una personalidad díscola y rebelde, Winehouse abandonó pronto los estudios para dedicarse a la música. Tras cantar en una banda de jazz y formar un dúo de rap, grabó, con veinte años, su primer disco, “Frank” (2003). Después llegaría su consagración con su segundo y último trabajo, “Back in Black” (2006), que vendió millones de copias y ganó cinco premios Grammy.

El estilo Winehouse

Su voz grave, pero llena de musicalidad, encajaba como un guante en una estética retro de vestidos cortos y estampados atrevidos. Una imagen coronada por enormes peinados, conocidos como ‘beehive’ (colmena), marca de la casa de grupos como The Ronnettes.

En la parte musical, Winehouse combinó la energía y exuberancia de los grupos femeninos de la Motown con la actitud y elegancia de “crooners” como Tonny Bennett y la sofisticación de grandes divas del jazz como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o la malograda Billie Hollyday.

Aunque no aportó nada nuevo, la mezcla resultó original para las audiencias jóvenes y sorprendió por su calidad y fuerza a oyentes más veteranos y avezados en los sonidos del R&B, del soul o del jazz.

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La fama tiene un precio

En algunas de sus declaraciones aseguraba que lo que realmente quería era ser madre. Una idea que contrasta con la imagen pública que llegaba a través de los medios. Drogas, alcohol, desórdenes alimenticios y relaciones sentimentales tóxicas hicieron correr ríos de tinta y alimentaron el morbo de los lectores de la prensa amarilla.

Acosada por sus adicciones y los flashes de los fotógrafos, que retrataron de manera inmisericorde sus momentos más bajos, su vida se convirtió en un infierno. Una huida hacia adelante que tiene su mejor expresión en la letra de una de sus canciones más famosas, “Rehab”, en la que se niega a rehabilitarse y a curar su alcoholismo.

Vive deprisa y muere joven

Finalmente, Winehouse sucumbió en julio de 2011 a los fantasmas que la perseguían. Su último concierto en Belgrado (Serbia) un mes antes de su muerte fue recibido con abucheos de la audiencia, molesta por su aparente ebriedad y su baja forma vocal. Una actuación que ha quedado como el canto de cisne de una intérprete excepcional, que pagó el precio de una fama que le llegó sin libro de instrucciones.

Su muerte con 27 años le abrió las puertas del macabro “club de los 27”, donde fue recibida antes Janis Joplin y otros grandes de la música como Jimmy Hendrix, Jim Morrison, Brian Jones o Kurt Cobain, fallecidos a la misma edad y en circunstancias también dramáticas.

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El legado de Amy Winehouse

A pesar de su corta vida el legado de la artista no ha dejado de crecer. En algunas ocasiones se trata de un instrumento de lucro. Es el caso de los discos comercializados después de su muerte, con sesiones de estudio que, según los críticos, jamás hubiesen pasado el filtro de una artista muy exigente con su obra.

También su carrera sobre los escenarios se hubiese prolongado de haber prosperado en 2018 el proyecto de devolverla a la vida de manera virtual a partir de un holograma. Los promotores pretendían recorrer el mundo con su imagen tridimensional en una gira de tres años de duración.

Retrato cinematográfico

Su trayectoria ha sido llevada al cine en tres documentales. El primero “Amy”, dirigido en 2015 por el británico Asif Kapadia, ganó el Óscar al mejor documental. La película muestra material inédito anterior a convertirse en una gran estrella, y deja en mal lugar a su padre, que supuestamente habría utilizado a su hija para alcanzar sus intereses personales.

En coincidencia con el décimo aniversario de su muerte, la televisión pública británica BBC presentó en 2021 “Reclaiming Amy”. En la película aparece su madre, Janis Winehouse-Collins, que reivindica una imagen de su hija muy alejada de la artista atormentada y autodestructiva mostrada por la prensa.

El tercer documental es “Winehouse & Me: Dionne’s Story”. Estrenado en 2021 por la cadena musical MTV, cuenta la relación de la artista con su ahijada Dionne Bromfield, la persona que, de algún modo, llenó el hueco que la falta de su deseada maternidad provocó en la cantante.

Por su parte Hollywood, siempre ávido por explotar las biografías de personajes complejos, ha anunciado el próximo rodaje de “Back to Black”, película que protagonizará Marisa Abela a las órdenes de Sam Taylor-Johnson.

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