El cambio climático devora el hábitat de los grandes peces del océano

Las especies más afectadas son los tiburones, los atunes y los peces espada

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Las olas de calor marinas y el aumento de las temperaturas de los océanos de este año son una señal de que en el futuro habrá cambios importantes para algunos de los peces más grandes que habitan los mares, como los tiburones, los atunes y los peces espada.

De acuerdo con los científicos, las crecientes temperaturas de los océanos son particularmente peligrosas para peces como éstos, ya que el calentamiento hace que sus hábitats de aguas abiertas se vuelvan menos adecuados. La pérdida de hábitat podría determinar la desaparición de algunos de los más importantes depredadores del océano, y también de algunas de las especies marinas de mayor rentabilidad comercial.

Un estudio reciente, del Instituto Oceanográfico Woods Hole de Massachusetts, predice que algunas especies de gran tamaño podrían perder el 70% de su hábitat para el año 2100. Es una señal de que las altas temperaturas de este año no son una anomalía, sino una advertencia sobre lo que podría ser el futuro del océano con el cambio climático.

“Sin duda, su hábitat cambiará”

Según Camrin Braun, científico marino y autor del estudio de Woods Hole, las especies de peces grandes como el marlin y el atún listado viven en zonas que se encuentran entre las regiones oceánicas de calentamiento más rápido, con un aumento previsto de hasta 6 grados Celsius (10 grados Fahrenheit) para finales de siglo. Un calentamiento tan abrupto podría determinar una redistribución generalizada de los animales, lo que cambiaría fundamentalmente los ecosistemas marinos, apuntó Braun.

“Por todos lados, con historias de vida tan diferentes, vemos una señal constante de pérdida de hábitat”, dijo el científico. “Sin duda, su hábitat cambiará. Cómo respondan a ello está por verse”.

El calentamiento de los océanos despierta el interés de los climatólogos desde hace tiempo, y este año se ha acelerado. Este año, la temperatura media mundial de la superficie de los océanos aumentó dos décimas de grado Celsius (0,36 °F) en unas pocas semanas, sorprendiendo incluso a aquellos científicos que ya están acostumbrados al aumento de las temperaturas.

En julio, las temperaturas fueron las más altas que se tengan registradas a nivel global. Para algunos científicos, esto se ha debido al efecto que ha tenido este año el fenómeno de El Niño, más que al cambio climático inducido por el ser humano.

Según Janet Duffy-Anderson, directora científica del Instituto de Investigación del Golfo de Maine, en Portland, el calentamiento prolongado puede ser perjudicial para las grandes especies de peces debido a sus preferencias térmicas. Los peces grandes suelen migrar mucho, y un mayor calentamiento podría provocar que las especies se desplacen a aguas más septentrionales o más profundas en busca de temperaturas más idóneas, explicó la científica.

El Golfo de Maine, situado frente a Nueva Inglaterra y Canadá, se está calentando con especial rapidez.

“Creo que lo que veremos es un cambio en la distribución de las especies de marlines, de atunes”, dijo Duffy-Anderson.

Los peces grandes son importantes para la salud de los océanos porque muchos de ellos, como los tiburones blancos, son depredadores alfa y constituyen piezas esenciales de la cima de la cadena alimenticia. Pero algunos también son económicamente importantes para los humanos como alimento.

Las capturas de pez espada en Estados Unidos supusieron unos 23 millones de dólares en los muelles en 2022, y muchos millones más en supermercados, restaurantes y marisquerías. El atún blanco alcanzó un valor de más de 36 millones de dólares en los muelles.

Según Braun, el científico de Woods Hole, los cambios en la distribución de los grandes peces podrían requerir importantes ajustes en la regulación de la industria pesquera. De acuerdo con su investigación, el calentamiento que se aproxima “podría tener importantes repercusiones socioeconómicas en las flotas pesqueras que capturan” estos peces, especialmente en el sureste de Estados Unidos, sede de una lucrativa industria pesquera de especies como el atún rojo y el pez espada.

Adaptar sus estrategias

Los buques pesqueros también tendrán que adaptar sus estrategias pescando en lugares diferentes o en épocas distintas del año, explicó Tobey Curtis, especialista en gestión pesquera de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica que trabajó en el estudio de Woods Hole. Los modelos climáticos utilizados en el estudio pueden ayudar a prever la magnitud de los cambios y a planificarlos, apuntó Curtis.

El impacto del calentamiento de las aguas sobre los peces es complejo y objeto de numerosas investigaciones científicas. Según un estudio publicado en agosto en la revista científica Nature, las olas de calor marinas “no son un factor dominante de cambio” en algunas especies que viven cerca del fondo del océano. De acuerdo con sus autores, el estudio demuestra que los efectos negativos de las olas de calor marinas pueden ser impredecibles.

Gib Brogan, director de campañas del grupo conservacionista Oceana, afirmó que se necesitará liderazgo y una gestión responsable para sortear los cambios en la distribución de los peces sin que se produzcan resultados catastróficos. Las poblaciones de peces dependen de un hábitat sano, y la pérdida de un hábitat adecuado podría conducir a la pérdida de especies completas.

“Si no reconocemos que esto va a ocurrir, las consecuencias serán desastrosas en todos los ámbitos”, indicó Brogan. “Esta es una advertencia para quienes gestionan la industria pesquera en ambos lados del Atlántico de que… es necesario cambiar las actividades pesqueras para que podamos ser adaptables y proactivos, y preservar las poblaciones de peces a medida que van cambiando”.

La posible pérdida de grandes peces es una de las muchas consecuencias del calentamiento de los océanos sobre las que los científicos han alertado este año. Según un estudio científico, a mediados de siglo podría producirse el colapso de las corrientes oceánicas que transportan el calor hacia el norte a través del Atlántico septentrional. En Florida, investigadores oceánicos del gobierno federal dijeron que los arrecifes de coral estaban perdiendo su color semanas antes de lo normal debido a las temperaturas récord.

La amenaza para los grandes peces es otra llamada de atención para centrarse en la gestión del océano en la era del cambio climático, dijo Penny Becker, vicepresidenta de conservación del grupo ecologista Island Conservation, con sede en Seattle.

“Si se pierden estas especies de grandes peces, se produce un agujero en el ecosistema”, afirmó.

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