La minería ilegal se disparó en la Amazonía brasileña en el último año de Bolsonaro

El trabajo revela que el bioma concentra el 92 % de las extracciones informales del país

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La minería informal en Brasil, en su mayoría ilegal, se inició en 2022, con un aumento de 35.000 hectáreas ocupadas por los llamados “garimpeiros“, principalmente en la región amazónica, áreas de conservación y territorios indígenas.

En 2022, durante el último año del Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, el 39% del área ocupada por extracciones en la selva tropical más extensa del mundo se encontraba dentro de reservas ambientales o territorios indígenas, zonas prohibidas para la minería en el país, según un estudio divulgado este viernes por la iniciativa Mapbiomas.

El estudio revela que el 92% de las extracciones informales del país se concentran en este bioma, y casi la mitad (40,7%) se abrió en los últimos cinco años.

En cuanto a las extracciones ilegales en zonas de conservación y tierras de pueblos originarios, la superficie ocupada en estos territorios el año pasado era un 190% mayor que en 2018.

Según Mapbiomas, en 2022, el área ocupada por minas ilegales sumaba más de 25.000 hectáreas en territorios indígenas y 78.000 hectáreas en zonas de conservación ambiental. Esto significa que las áreas explotadas ilícitamente en los asentamientos indígenas el año pasado fueron un 265% mayores en comparación con 2018, lo que supone que casi dos tercios (62,3%) de las minas ilegales en estas tierras se abrieron en los últimos cinco años.

Los pueblos kayapó, munduruku, yanomami, tratarim do igarapé preto y sai-cinza, todos asentados en la Amazonía brasileña, han sido los más afectados por la actividad extractiva.

En cuanto a las reservas ambientales, el estudio señala que cerca de la mitad (43%) de las áreas con minas ilegales fueron abiertas en el último quinquenio , siendo las más afectadas APA do Tapajós, Flona do Amaná, Esec Juami Japurá, Flona do Crepori y Parna do Rio Novo.

“(…) Su existencia y crecimiento son evidencia del apoyo económico y político a la actividad, sin la cual no sobrevivirían, ya que se encuentran en zonas donde la minería está prohibida”, destaca César Diniz, coordinador técnico de mapeo minero de MapBiomas, citado en un comunicado.

La mayor expansión de la minería ilegal se produjo precisamente bajo la gestión de Bolsonaro (2019-2022), un defensor de la explotación económica de la Amazonía, incluso en tierras de pueblos originarios. Entre 2019 y 2021, la actividad aumentó un 53,8% en tierras indígenas, según datos de Mapbiomas del año pasado.

Una de las consecuencias de la minería es la sedimentación de los ríos y la contaminación de sus aguas.

En el estudio, Mapbiomas destaca que el 85,4% de las 263.000 hectáreas explotadas en el país son para la extracción de oro, la mayoría de ellas en la Amazonía brasileña, en reservas ambientales o tierras indígenas.

El bioma es el territorio ideal para llevar a cabo esa actividad debido a la cantidad de fuentes hídricas que lo bañan, ya que el oro se encuentra en las laderas de los ríos. Además, la densidad de su vegetación extendida en miles de kilómetros cuadrados dificulta el control de las extracciones.

Para extraer el oro se requiere el uso de mercurio, un metal altamente tóxico que los mineros ilegales terminan desechando en las aguas de los ríos, contaminando los recursos hídricos esenciales para la biodiversidad del bioma y la supervivencia de 50 millones de personas que viven en la región.

El mercurio afecta el sistema nervioso, el tracto digestivo, el sistema inmunológico, los pulmones y los riñones de los seres humanos, y puede ocasionar malformaciones durante la gestación.

Imágenes satelitales analizadas en el estudio mostraron que las cuencas más afectadas por la actividad minera fueron las de los ríos Tapajós, Teles Pires, Jamanxim, Xingu y Amazonas. EFE mat/pss

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