Oficialismo mexicano se reúne para conjurar amenazas de fractura de cara a las presidenciales

Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Alfonso Durazo participantes en el encuentro

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Entre recurrentes llamados a la unidad y con un gran ausente, el excanciller Marcelo Ebrard y la dirigencia del partido de Andrés Manuel López Obrador se reunió el domingo en la capital mexicana para dejar atrás las tensiones que surgieron durante el proceso de elección del candidato para los comicios presidenciales del 2024, y alejar las amenazas de fracturas.

Al grito de “¡presidenta, presidenta!”, cientos de dirigentes y militantes de Morena recibieron en el Consejo Nacional a la ex jefa de gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, quien a mediados de semana fue nombrada la candidata presidencial oficialista en medio de un proceso que se vio empañado por las denuncias de irregularidades por parte de Ebrard, quien fue uno de los seis aspirantes.

Sheinbaum y demás oradores participantes en el encuentro hicieron reiterados llamados a la unidad para asegurar la victoria en los comicios de junio de 2024, y defendieron el proceso de selección asegurando que los resultados son “incuestionables”.

“No podemos dividirnos en función de intereses particulares”, expresó Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena y gobernador del estado norteño de Sonora, al plantear que la unidad es una “premisa fundamental” del movimiento oficialista.

Durazo aprovechó para criticar a la candidata presidencial de la coalición opositora Frente Amplio por México, la senadora Xóchitl Gálvez, señalando sin mencionarla por su nombre que era “un personaje pintoresco, folklórico”.

Ebrard también fue objeto de críticas, en particular de uno de los competidores en el proceso, el diputado Gerardo Fernández Noroña, miembro del partido del Trabajo que es aliado a Morena. En su intervención, indicó sin mencionar por su nombre al excanciller, que cuestionar los resultados de la elección era una “aventura irresponsable” porque “tensa al movimiento”.

Por su parte, Sheinbaum dijo que “la puerta está abierta” para el excanciller, quien desde mediados de semana se rebeló contra la dirigencia de Morena al denunciar irregularidades y exigir la repetición del proceso de elección que se realizó mediante cinco encuestas.

La situación de Ebrard dentro de Morena sigue siendo una incógnita que se despejará el lunes, cuando anuncie el rumbo que seguirá.

Aunque excanciller descartó que se vaya a postular como candidato independiente, aún no está claro si romperá con el partido de López Obrador para postularse por otra organización para las presidenciales del 2024, o si aceptará los llamados del mandatario y otros dirigentes a mantenerse en Morena.

Tampoco está claro si algunos de los legisladores oficialistas que apoyaron a Ebrard podrían también separarse de Morena, lo que debilitaría a esa fuerza en el Congreso.

López Obrador negó esta semana los riesgos de fracturas en su movimiento, que creó en el 2011 y que durante su sexenio se ha consolidado como la mayor fuerza política de México al ganar las gubernaturas de 22 de los 32 estados del país y controlar el Congreso.

Sin embargo, el analista político y académico Rubén Aguilar dijo a The Associated Press que, aunque el movimiento oficialista logró aminorar el costo que representó las denuncias de Ebrard y consolidar una imagen institucional de unidad, la posibilidad de divisiones en el corto plazo no está descartada.

Aguilar, quien fue vocero del expresidente Vicente Fox, afirmó que al interior de Morena hay una “lucha despiadada” entre los exmilitantes de los partidos tradicionales que se unieron al oficialismo bajo la promesa incumplida de que les darían algún cargo; los diferentes grupos regionales que defienden sus cuotas de poder, y los sectores que no respaldan la candidatura de Sheinbaum, que la “asumen como una imposición del presidente”.

Se prevé que las tensiones y divisiones en Morena serán más evidentes a medida que se acerque la elección del 2 de junio del 2024 cuando además de la presidencia de México se votará por unos 20,000 cargos de elección popular, que incluyen 128 senadores, 500 diputados federales, ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, la cual es considerada una de las joyas de la política mexicana.

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