El regreso de Guy Philippe: el exsenador, narcotraficante y exconvicto que llama a la desobediencia

El exconvicto encabezó golpes de estado contra presidentes de su nación

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“Si entregamos las armas va a ser un caos total porque no hay policías, ni fuerzas internacionales”. Eso dijo el comandante Guy Philippe a sus 36 años. Corría el año 2004 y poco después iba a ser una figura clave en el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide. La historia de Guy Philippe es compleja. Para algunos haitianos es un héroe, otros lo consideran un obstáculo para el avance de la nación. Ahora, a sus 55 años y tras haber cumplido una sentencia de 9 años en Estados Unidos, ha vuelto a Haití y lo ha hecho retomando con su modus operandi: llamar a la desobediencia civil.

¿Quién es Guy Philippe?

Philippe cuenta con un currículum de esos “interesantes”. Fue entrenado por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en Ecuador, en los 90, donde probablemente le cogió el gusto a la guerra y todo lo que significa: la adrenalina de las batallas, el subidón de la sublevación, el placer del poder… 

Más tarde, fue jefe de la policía haitiana en la ciudad de Cabo Haitiano. En el 2000 tuvo su primer acercamiento con aquello que iba a ser su actividad principal y por lo que le conocen alrededor del mundo: la revolución. 

Le acusaron de organizar una tentativa de golpe de Estado contra el entonces presidente René Préval y tuvo que salir huyendo del país. Es en ese punto que emerge su compleja relación con República Dominicana, pues Philippe se refugió aquí bajo la protección del presidente de ese tiempo, Hipólito Mejía.

Estuvo en la República Dominicana hasta 2004. Para un rebelde, 4 años sin lucha son agotadores. Philippe se tiraba de los pelos para volver a sentir esa adrenalina de las revueltas. A esas alturas se podría decir que era un adicto a la sublevación y no tenía nada para calmar esas ansias por los cocteles molotov, el caos en las calles y ser un peligro nacional. Así que el 14 de febrero de 2004 cruzó la frontera hacia Haití para comenzar una rebelión contra el presidente Jean-Bertrand Aristide. Philippe había vuelto a sus andadas. El 2 de marzo de ese año, Philippe y sus paramilitares volvieron a tomar el control de las jefaturas del ejército haitiano. Declaró a la prensa internacional que él estaba en control del 90% de las Fuerzas Armadas de Haití

Ya en 2005, el presidente Leonel Fernández se abocó a la desaconsejada misión de visitar Haití. Philippe andaba buscando adeptos para su postulación presidencial y esta visita del presidente dominicano era la oportunidad perfecta para dar un golpe sobre la mesa. Se produjo un atentado contra Leonel Fernández en el que se salvó por poco gracias a unos vehículos blindados que le protegieron de los tiros de las ametralladoras. 

Aquel era el mensaje de que Philippe estaba decidido a hacerse con el país. En una alocución en la radio haitiana, expresó: “El país está en mis manos”. 

Pero, tal y como la historia lo demostró, esa afirmación era mentira. Haití no estaba en sus manos. Nada de eso. Entre sus manos tenía otros asuntos. Unos asuntos oscuros que le llevaron a la cárcel. Agentes estadounidenses de la DEA registraron su residencia de Le Cayes y fue acusado por narcotráfico. Esto fue en 2017, a poco más de un mes de haber sido elegido como senador por el departamento de Grande Anse.

El Miami Herald publicaba lo siguiente:  “Guy Philippe, un senador haitiano elegido y ex comandante de la policía que eludió la captura en Haití por más de una década, fue sentenciado a nueve años de prisión en una corte federal de Miami, el miércoles, por aceptar sobornos para proteger a contrabandistas de cocaína que usaron la isla para enviar drogas a Estados Unidos”. 

El señor de la guerra y líder de las revueltas en Haití resultó no ser solo un genio de las sublevaciones, sino que también demostró cualidades relacionadas con la corrupción, la política y el narcotráfico. Lo que pasa es que sus negocios con la cocaína le impidieron cumplir con su aventura de senador. Admitió haber aceptado entre 1.5 millones y 3.5 millones de dólares en ganancias de cocaína procedentes de traficantes colombianos.

El regreso de Philippe

El pasado diciembre, al igual que en el 2004, Phillipe aterrizó en Haití después de años sin pisar el país. En esta ocasión no vino de la República Dominicana, sino de una cárcel estadounidense, tras haber cumplido su sentencia. 

Con la vuelta de Philippe se han iniciado protestas antigubernamentales en el país. Según el exembajador de Haití en República Dominicana, Edwin Paraison, los sucesos ocurren tras el llamamiento de Philippe: “Tras llamar a la desobediencia civil pidiendo también a la población ocupar las oficinas públicas incluyendo la del PM, Guy Philippe inició este lunes un movimiento que cuenta con el apoyo armado del BSAP, pero a diferencia del 2004, sin la participación de políticos y empresarios”.

Así es como Guy Philippe lleva a cabo su modus operandi. Está unos años fuera del país, planea sus futuros movimientos, y cuando vuelve, llama al pueblo a sublevarse. Philippe pide a los ciudadanos que luchen por unos ideales, les pide que defiendan la patria y salgan a la calle, pero cuando se le presenta la oportunidad de embolsarse unos millones con el narcotráfico, no duda en hacerlo. Philippe pide a los haitianos que salgan a la calle, pero él apenas ha pisado esas calles de Haití en los últimos 20 años. Y ahora Philippe exige la salida del primer ministro Ariel Henry, cerrando todas las oficinas públicas, a excepción de la Policía Nacional Haitiana y los hospitales.

Queda por ver si esta vez su poder de convocatoria tiene éxito.

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