El juicio por muerte de Kebyn Brayan Peralta, joven de origen dominicano que mató policía española

Kebyn Brayan recibió seis disparos por parte de tres policías en el rellano de su apartamento en 2021

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El viernes pasado, 8 de marzo, empezó el juicio en Madrid, España, contra tres policías nacionales que mataron a tiros a un joven de origen dominicano en el rellano de su casa en Vallecas en noviembre de 2021.

La familia de Kebyn Brayan Peralta Asencio lleva dos años pidiendo justicia para lo que consideran que fue un abuso policial que causó su muerte de forma injusta. 

La familia de Kebyn Brayan Peralta Asencio pidió diez años de cárcel por homicidio. La fiscalía rebaja la petición a una condena por homicidio con eximentes, es decir, dos años y medio. La Abogacía del Estado, por su parte, solicita la absolución de los tres agentes. El sindicato de Justicia Policial (Jupol) se ha hecho cargo de la defensa de los tres policías imputados

Hay unos hechos que son indiscutibles: Kebyn falleció a causa de seis disparos que alcanzaron su cuerpo y que practicaron los policías. Según ellos fue en legítima defensa. Los agentes afirman que la víctima portaba un cuchillo de 12.5 centímetros.

En este caso hay dos perspectivas: la de los policías y la de la familia del fallecido. Tendrá que ser el juez el que valore, con las pruebas que se presenten, qué pasó ese día de noviembre de hace dos años.

Los hechos según los policías

Fueron tres policías los que abatieron a tiros a Kebyn en Vallecas. El viernes pasado empezó el juicio en el que la familia del fallecido pide 10 años por homicidio. En el juicio se tendrá que determinar si los agentes actuaron en legítima defensa o si la actuación fue desproporcionada, como asegura la familia del Kebyn Brayan.

Los tres policía han relatado en el juicio que acudieron a la residencia del fallecido porque la madre de Kebyn había llamado al 091 diciendo que el joven “lleva un tiempo muy agresivo, alterado”, y que ese día había agredido al hermano. Tras esto, había cogido un cuchillo y había ido a por los dos, por lo que se fueron de su casa.

Uno de los agentes, el segundo que ha declarado, ha explicado que el hermano del fallecido les aseguró que Kebyn era agresivo, por lo que subieron con un escudo y accedieron con las llaves que les dieron. Posteriormente, el hermano ha negado haber dicho eso a los agentes.

Después de acceder con las llaves que la familia les había dejado, subieron con el ascensor hacia la novena planta y gritaron rápidamente “¡Kebyn, Policía, sal!”, desde el recibidor del edificio de viviendas. El joven apareció “con la mirada fuera de sí”, según un agente, y “completamente ido”, según otro. Kebyn se dirigió hacia ellos con un cuchillo en la mano.

Según el relato de los agentes, Kebyn cogía impulso con el brazo y lograba meter el cuchillo por dentro del escudo para apuñalarles la cabeza, hecho que les obligó a retroceder hasta el rellano de la escalera.

Luego Kebyn trató de apuñalar a uno de los agentes que estaba en el suelo. Este agente sacó la pistola y disparó nueve veces, ya que el fallecido no paraba. “No entendía nada”, ha explicado uno de los agentes al contar cómo parecía que no le daban las balas.

“No quería matar, solo quería que se apartara”, ha añadido. Tras unos 40 segundos el joven se puso de rodillas en el suelo, con el cuchillo en la mano y “gruñendo”. Fue entonces cuando otro compañero logró reducirlo con un golpe.

Los otros policías, por su parte, han reconocido que dispararon en una y ocho ocasiones, respectivamente, con el objetivo de proteger sus vidas. Uno de ellos ha indicado que pensaba que “las pistolas no funcionaban”, porque Kebyn no paraba y no se veían heridas de bala.

Cuando los cuerpos médicos del Samur llegaron para atender al herido, le dijeron que se estuviera quieto, ya que estaba alterado y no colaboraba, según han confirmado dos sanitarios.

Los hechos según la familia

La madre de Kebyn, María Esther Asencio, ha explicado que su hijo llevaba varios días nervioso, discutiendo con su hermano mayor. Ella supone que se puso celoso cuando el mayor volvió a vivir con ellos, y aquel día llegó a coger un cuchillo para atacar a su hermano.

Fue entonces cuando ella decidió llamar a la Policía. “Yo pensé que vienen y le dan un sustituto, le llevan al calabozo…” y así cambiaría de actitud, ha dicho la madre. Ahora se siente culpable de la situación y de haber llamado a la Policía. 

Los agentes le dijeron que los policías “no son educadores” y posteriormente le pidieron las llaves. Ella se preocupó cuando les vio prepararse. Llevaban chalecos antibalas y escudo protector. “No pasaron ni dos minutos cuando oí un montón de tiros. Subí y ellos estaban conversando tranquilos”, ha explicado emocionada.

El cuchillo, de 12.5 centímetros, apareció roto por el mango y sin huellas. Además, Kebyn medía 170 centímetros y pesaba 70 kilogramos (5.5 pies de estatura y 154 libras). Un chico que no era alto ni con una complexión física grande. Más bien era de estatura media y delgado. Estos hechos hacen dudar a los familiares de la víctima, que consideran que la actuación policial fue desproporcionada en el intento de reducir a Kebyn.

La decisión del juez

Cuando el juicio finalice, el juez tendrá que decidir si la actuación policial fue adecuada o si, de lo contrario, fue desproporcionada y se pudo haber evitado la muerte de Kebyn. El hecho de que la familia reconozca que había cogido un cuchillo de la cocina hace pensar que el relato de los agentes es creíble. Sin embargo, lo que tendrá que averiguar el juez es si para la defensa propia fueron necesarios 3 policías y 19 disparos (6 en el cuerpo) para reducir a un joven de 170 centímetros y un peso de 70 kilogramos (5.5 pies de estatura y 154 libras). 

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