Europa prepara una innovadora misión para simular un eclipse solar en el espacio

Los científicos desplegarán dos satélites que realizarán una danza sincronizada con precisión milimétrica para recrear un eclipse solar en el espacio

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Después de casi veinte años de trabajo, un nutrido equipo de técnicos aeroespaciales está inmerso estos días en los ajustes finales de una proeza tecnológica: desplegar dos satélites quien realizará una danza sincronizada con precisión milimétrica para recrear una eclipse solares en el espacio.

El Agencia Espacial Europea (ESA) ha reunido a cuarenta empresas europeas y canadienses, bajo el liderazgo presupuestario de España y Bélgica, para probar tecnología puntera y aprovechar el ejercicio para comprender mejor la capa más externa y menos densa del Sol, la corona solar.

“Es una misión de demostración tecnológica para vuelos en formación de precisión en órbita. Como los pájaros cuando vuelan en migración”, explica a Efe la ingeniera de la ESA Esther Bastida Pertegaz.

La charla se desarrolla en las instalaciones de la empresa RedWire Space en un polígono industrial del norte de Bélgica, donde se realizan las últimas pruebas y simulaciones tanto en satélites quien protagonizará la coreografía.

Los dispositivos se encuentran en una sala estéril a la que se accede con bata, gorro, cubrezapatos y, en su caso, cubrebarbas. También se pide a los intrusos que se muevan despacio y no toquen nada para no poner en peligro un proyecto de 200 millones de euros que pretende tener dos satélites vuelan en perfecta sincronización a 60.000 kilómetros de la Tierra.

“Es una misión compleja y necesitamos suerte. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, pero tenemos confianza”, afirma el director de Espacio y Ciencia de la Sener, Diego Rodríguez, la empresa que lidera la constelación de empresas implicadas en el proyecto.

bailar en las estrellas

La misión Proba-3 despegará el próximo mes de septiembre en un cohete PSLV de la agencia espacial india que llevará los dispositivos a bordo. El estruendo del barco es algo rígido, como el de un coche con suspensión dura. Pero el lanzador es fiable y el precio competitivo, afirman los expertos.

Una vez que el PSLV coloca el satélites En una órbita de alta excentricidad, a 600 kilómetros de la Tierra en su punto más cercano y a 60.530 en su punto más lejano, los dispositivos entrarán en fase de pruebas.

Y a finales de 2024 comenzará la danza cósmica de Coronagraph y Occulter, que volarán sin interacción humana a 144 metros de distancia, adaptando sus movimientos a una velocidad de 60.000 kilómetros por hora y con un margen de desviación de un milímetro.

“El objetivo es que en el futuro podamos volar satélites de forma coordinada y que se comporten como si fueran una única nave espacial”, explica el responsable de esta coreografía de la compañía española GMV, Juan Antonio Béjar.

Posteriormente se podrían fabricar telescopios espaciales gigantes que, por su tamaño y peso, no podrían enviarse en una nave, pero que podrían recrearse como una estructura virtual si sus instrumentos se difundieran en pequeños satélites que vuelan a distancia.

Esta tecnología también se está estudiando para añadir combustible en órbita a una nueva generación de satélites baterías recargables, afirma el jefe de proyecto de Sener, el ingeniero Yann Scoarnec.

Eclipse solar

Además de la prueba tecnológica, el vuelo sincronizado servirá para simular un eclipse Sol. Durante varias horas cada día, el satélites Se alinearán de forma autónoma en línea recta con el Sol.

Occulter actuará como una luna artificial y cubrirá Coronagraph con una sombra perfecta para que su pareja de baile pueda capturar imágenes de una calidad inaccesible desde la Tierra del brillante halo del Sol, cuya luz es un millón de veces más tenue que el centro del disco.

La comunidad científica podrá así investigar un misterio sobre el plasma y el polvo a dos millones de grados, donde nace el viento solar que genera las auroras boreales en la Tierra.

La corona también emite radiación, cuyas variaciones pueden interferir con las señales de radio y GPS y también desencadena tormentas geomagnéticas que pueden dañar los dispositivos electrónicos.

“No vamos a resolver todos los problemas de la física solar, pero es una pieza del rompecabezas”, comenta el director científico de la misión, el belga Andrei Zhukov.

El ejercicio se repetirá durante unos dos años y luego el satélites Caerán hacia la Tierra hasta desintegrarse en la atmósfera.

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