Cinco claves para entender los disturbios que sacuden a Francia

La tragedia que desató la ira en los barrios populares se produjo hacia las 8 de la mañana del martes en Nanterre durante un control policial

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Tres días después de la muerte cerca de París de Nahel, un adolescente de 17 años abatido por un policía, la violencia urbana sigue haciendo estragos en Francia, sobre todo en la región parisina, reavivando el fantasma de un fenómeno como el ocurrido en 2005.

La tragedia que desató la ira en los barrios populares se produjo hacia las 8 de la mañana del martes en Nanterre (oeste de París), durante un control policial del coche conducido por Nahel, un joven de origen árabe de 17 años.

La escena fue captada en un video grabado por un transeúnte y ampliamente compartido en las redes sociales.

En él se ve cómo un motociclista de la policía nacional retiene a Nahel a punta de pistola tras una persecución y luego, situado en el lateral del vehículo, dispara a bocajarro cuando el adolescente retoma la marcha. Murió poco después.

La tensión estalló unas horas más tarde en esta ciudad popular de la periferia oeste de París, concentrándose inicialmente en el barrio de Pablo-Picasso, donde vivía el joven, antes de extenderse a otros municipios de Île-de-France (región parisina).

La muerte de Nahel provocó una explosión de emoción en Francia y reavivó la polémica sobre el uso de las armas por la policía en casos de negativa a obedecer.

 Las escenas de disturbios urbanos de las tres últimas noches, con vehículos incendiados, comercios saqueados y edificios públicos dañados, recuerdan a las que han estallado regularmente en los últimos cuarenta años, desde Vaulx-en-Velin, en el centro-este de Francia, hasta Villiers-le-Bel, en la región parisina.

En julio de 1981, dos meses después de la llegada al poder del Presidente socialista François Mitterrand, los suburbios del este de Lyon ardieron. En Minguettes, Vénissieux, Villeurbanne y Vaulx-en-Velin, jóvenes de origen inmigrante, duramente golpeados por el desempleo y el racismo, quemaron coches y se enfrentaron a la policía. Este “verano caliente” fue noticia nacional.

 La década siguiente también estuvo marcada por brotes de violencia, especialmente en Vaulx-en-Velin, desencadenados por la muerte, el 6 de octubre de 1990, del pasajero de una moto atropellada por un vehículo policial.

Desde el martes, todo el mundo recuerda las tres semanas de disturbios de 2005, cuando los suburbios de las grandes ciudades ardieron tras la muerte de dos adolescentes, Zyed Benna y Bouna Traoré, electrocutados en un transformador cuando intentaban huir de la policía en Clichy-sous-Bois, en Seine-Saint-Denis (región parisina), el departamento más pobre de la Francia metropolitana.

 En 2005, el Presidente derechista Jacques Chirac y su Ministro del Interior Nicolas Sarkozy declararon el estado de emergencia, el primero en Francia continental desde la guerra de Argelia.

El jueves llegaron llamamientos a hacer lo mismo desde la derecha y la extrema derecha, una opción hasta ahora descartada por el Ejecutivo, aunque se están “barajando todas las hipótesis” para restablecer el “orden”, según la primera ministra, Elisabeth Borne.

El viernes, el presidente Emmanuel Macron anunció el despliegue de “medios suplementarios” para hacer frente a los disturbios, que se suman a los 40.000 agentes del orden movilizados la víspera.

Nacido en 2006, Nahel fue criado solo por su madre. Era conocido por su negativa a obedecer en el pasado órdenes policiales de detenerse, la última de las cuales motivó su presentación ante el fiscal el pasado domingo, con vistas a su citación para comparecer ante un tribunal de menores en septiembre.

Una “marcha blanca” en su memoria reunió el jueves a varios miles de personas, desde su barrio hasta el lugar de su muerte.

“No estoy enfadada con la policía, estoy enfadada con alguien, con la persona que acabó con la vida de mi hijo”, declaró la madre de la víctima, Mounia M., a France 5.

El policía que admitió haber efectuado el disparo mortal es un motorista de 38 años.

Fue inculpado el jueves por homicidio voluntario cometido por un funcionario público y -algo poco frecuente en este tipo de casos- puesto en prisión preventiva, de acuerdo con la petición del fiscal. Éste consideró que “no se daban las condiciones legales para el uso del arma”.

El abogado del policía, Laurent-Franck Liénard, recurrirá la decisión de prisión preventiva. Su cliente está “devastado” y ha pedido “perdón” a la familia de Nahel.

“Era un brigadier de policía experimentado que contaba con la confianza de sus superiores”, subrayó Laurent Nuñez, prefecto de la policía de París.

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