El algodón, lejos de los cambios

La reputación de los cultivos de algodón fue empañada por el desastre ecológico ocurrido en la zona del mar de Aral en Asia central. Si vemos un mapa viejo de esa región, de los publicados a mediados del siglo pasado, ese lago aparece claramente definido. Pero si observamos imágenes satelitales de su presente estado, lo

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La reputación de los cultivos de algodón fue empañada por el desastre ecológico ocurrido en la zona del mar de Aral en Asia central. Si vemos un mapa viejo de esa región, de los publicados a mediados del siglo pasado, ese lago aparece claramente definido. Pero si observamos imágenes satelitales de su presente estado, lo veremos reducido a una sombra de lo que antes fue. El desvío en tiempos soviéticos, continuado posteriormente, de sus fuentes de agua para irrigar plantaciones de algodón, decretó su desaparición paulatina. Residuos blanquecinos de su anterior vegetación, tierras salinizadas y restos carcomidos de los barcos pesqueros que antes surcaban sus aguas, sirven de evidencia acusatoria.

Tampoco el procesamiento y utilización de la fibra de algodón escapó de provocar perjuicios sociales. Condiciones deplorables en fábricas de ropa en países como Bangladesh, con locales propensos a ser pasto de las llamas por la precariedad de sus instalaciones, salarios ínfimos y frecuentes casos de empleo ilegal de niños, han sido noticias esporádicas en la prensa internacional. Los reclamos por reformas se agudizan cada vez que pasa un accidente, pero al poco tiempo se olvidan y todo sigue igual.

A pesar de esas manchas sobre su reputación, el algodón continúa siendo uno de los rubros agrícolas más importantes y extendidos del planeta. Y su cultivo es hoy en día un asunto esencialmente oriental, pues fuera de los EE.UU. y Brasil en nuestro continente, y de Australia en Oceanía, son países asiáticos los que lo dominan, en especial la India, China y Pakistán. De hecho, al algodón se le atribuye desempeñar un rol determinante en la cultura y estilo de vida de algunas de esas naciones, más intenso que el asociado a otros cultivos, incluyendo el arroz.

La revolución digital ha respetado las formas tradicionales de producción del algodón y sus manufacturas. La inteligencia artificial no parece estar muy interesada en lo que en ese ámbito sucede.

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