Después de todo, traición

La complicidad en el crimen ahora se recompensa. ¿Lo llaman denuncia recompensada, un camino tortuoso? salvar el propio pellejo mientras el otro se hunde. Según el denunciante, se argumenta que su información sirve para garantizar que prevalezca la justicia y que el culpable cargue con el peso de la sentencia. Podríamos llamarlo instinto de supervivencia. O arrepentirse. Y por qué no, traición

Cualquiera que sea el nombre, se trata de una vieja condición humana. La historia está llena de traiciones y las treinta monedas de Judas han circulado más que cualquier moneda moderna. No caducan. El historiador también traiciona, como cuando, por ejemplo, convierte al héroe en villano y por cobardía le hace una oda.

Dalila traicionó a Sansón y en el Salmo 41 se observa que “Incluso el hombre de mi paz, en quien confiaba, el que comía mi pan, alzó contra mí su calcañar.”. En el Divina Comedia, Dante reserva para los traidores el noveno círculo del infierno, el peor de los lugares de desolación y crujir de dientes que describe con pinceladas terroríficas. La profundidad a la que yacen los condenados en el hielo del río Cocito depende de la magnitud del traición.

Alighieri divide el destino infernal en cuatro; El primero, Caín, se remonta inmediatamente al primer acto de engaño en los textos judeocristianos y que aparece de diferentes formas en otras leyendas y mitologías de la Antigüedad, un claro indicio de que este comportamiento, tantas veces reproducido, constituye una especie de vergüenza inscrita en el ADN de la Humanidad.

Él “¡Hasta tu, bruto!” reverbera inmune a los calendarios; Con razón se dice que se utiliza la misma posición para el abrazo que para la puñalada por la espalda.