Cambio climático, ¿próxima apuesta de Biden en un Congreso de escasa mayoría?

Los demócratas solo pueden contar por el momento con los votos de sus filas

Los demócratas solo pueden contar por el momento con los votos de sus filas

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Tras haber encadenado decepciones en el Congreso estadounidense, el demócrata Joe Biden podría apostar por un proyecto climático para intentar matar dos pájaros de un tiro: salvar el planeta… y su presidencia.

La semana pasada, el mandatario estadounidense anunció que su gobierno estaba realizando esfuerzos para resucitar el componente climático de su gigantesco proyecto de ley de gasto social, enterrado por el Senado.

Este plan aportó 555,000 millones de dólares para cumplir los muy ambiciosos objetivos de Joe Biden sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, la mayor inversión climática jamás vista en Estados Unidos.

“Hablé con varios de mis colegas del Congreso…Creo que podríamos tener apoyo” en este proyecto, dijo el presidente en una conferencia de prensa.

Inmediatamente, los legisladores demócratas comenzaron a activar la estrategia entre bastidores.

Coches eléctricos

La apuesta de Joe Biden es atrevida

Estados Unidos puede verse afectado cada año por inundaciones mortales e incendios devastadores, pero el clima ocupa un lugar muy bajo en la lista de preocupaciones de los hogares estadounidenses, muy por detrás de la inflación o la pandemia de coronavirus.

Para conseguir apoyo para su programa climático, la Casa Blanca asegura que el texto pretende llenar las billeteras de los estadounidenses.

En lugar de sanciones a los contaminadores, los 555,000 millones están destinados a cambiar la economía del país norteamericano hacia fuentes de energía limpia, comenzando con importantes créditos fiscales para los productores y consumidores de energía eólica, solar y nuclear.

Por ejemplo, por la compra de un coche eléctrico fabricado en Estados Unidos, un ciudadano recibiría hasta 12,500 dólares en créditos fiscales. En el caso de la instalación de un panel solar en el techo de su casa estaría cubierta al 30%.

Sin este proyecto climático, “no hay duda de que sería mucho más difícil para Estados Unidos alcanzar sus objetivos” de la COP, la conferencia anual de la ONU sobre el clima, opinó Debbie Weyl, vicepresidenta en Estados Unidos del World Resources Institute.

Sin embargo, los demócratas solo pueden contar por el momento con los votos de sus filas, pues los republicanos ya expresaron su oposición a este proyecto.

Una portavoz de la senadora Lisa Murkowski, una de las voces moderadas del campo conservador, señaló a la AFP que no podía respaldar el texto tal como está, lamentando un proceso “ultrapartidista” que “perjudica deliberadamente” a su estado, Alaska, muy dependiente de los combustibles fósiles.

La ecuación de Manchin 

La mayoría para Biden en el Senado es tan escasa que el futuro de esta legislación está, por tanto, en manos de un solo senador demócrata: Joe Manchin, elegido por Virginia Occidental, uno de los estados conocidos por la explotación de minas de carbón.

Algunos colectivos de mineros de su estado se han pronunciado a favor de la propuesta de corte climático del presidente, que incluye ayudas para personas que padecen una grave enfermedad pulmonar provocada por la inhalación de polvo de carbón.

Pero el senador, que ya sepultó los últimos proyectos legislativos de Joe Biden, se ha opuesto repetidamente a lo que considera proyectos de gasto demasiado grandes, que cree que corren el riesgo de alimentar la inflación de la que se quejan sus electores.

Una solución podría ser encontrar un compromiso dentro de los demócratas en torno a una adición un poco menos costosa.

“Estoy seguro de que los demócratas aprobarán este año un proyecto de ley climático reducido pero aún así sustancial”, declaró a la AFP Paul Bledsoe, asesor climático del expresidente demócrata Bill Clinton (1993-2001). “Si no lo hacen, los votantes los castigarán”, remarcó.

A los demócratas les quedan apenas unos pocos meses para actuar antes de la llegada de las elecciones de medio término, en las que podrían perder sus muy escasas mayorías en el Congreso, algo que haría que cualquier avance en el plano legislativo sea aún más arriesgado.

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