Reinas del Caribe son orgullo del país

Durante dos décadas, las Reinas del Caribe se han adueñado del corazón de la República Dominicana por la entereza, dedicación, pasión e intensidad con la que salen a la cancha a representar con orgullo y decoro a la República Dominicana.Y lo han hecho bien, muy bien, excelentemente bien.Lo más importante de este proyecto, impulsado por

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Durante dos décadas, las Reinas del Caribe se han adueñado del corazón de la República Dominicana por la entereza, dedicación, pasión e intensidad con la que salen a la cancha a representar con orgullo y decoro a la República Dominicana.

Y lo han hecho bien, muy bien, excelentemente bien.

Lo más importante de este proyecto, impulsado por el empresario Cristóbal Marte, es la continuidad del mismo.

Es obvio que estas no son las mismas Reinas que en el 2003 ganaron la medalla de oro de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, claro que no. Esas fueron Milagros Cabral, Cosiris Rodríguez, Francia Jackson, Prisilla Rivera, Annery Valdez y muchas otras.

Ese núcleo fue el que clasificó a Atenas 2004, la primera visita olímpica del voleibol femenino dominicano.

Pero tampoco son las mismas del 2012, las de los Juegos de Londres. 

De ese seleccionado solo quedan en el equipo Brenda Castillo, la estelar líbero, así como también Bethania De La Cruz y Lisvel Eve Mejía.

Tras una ausencia en Río de Janeiro (2016), las Reinas entraron a Tokio 2020 y ahora a París 2024, con estructuras similares a las de Londres, pero con Brayelin Martínez, Gaila González, Yonkaira Peña y Yineiris Martínez como las principales en ofensiva.

Y eso es lo más sano para un deporte como éste: el relevo generacional.

Con las Reinas del Caribe no hay sorpresas, no hay “ven tú” sino un trabajo continuo y organizado que vemos también en las categorías menores… por eso son reinas.

La selección de mayores se encuentra hoy en el octavo puesto del mundo, solo detrás de Turquía, Estados Unidos, Brasil, Serbia, Italia, China y Polonia.

Su entrega es notable, sus logros impresionantes y el orgullo que producen a todos y cada uno de los amantes del deporte (y los que no también) extraordinario.

Hay que quitarse el sombrero ante cada una de estas damas, ante el dirigente Marcos Kweik y ante Marte, que por dos décadas ha financiado el proyecto deportivo de equipo más exitoso de la historia de la República Dominicana.

Se merecen todo el respeto que una nación completa les puede dar.

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