Se repite la historia en esta sociedad huérfana

En abril 2021, escribí, llamando la atención sobre las intoxicaciones y muertes asociadas al uso de bebidas alcohólicas adulteradas. Hoy, estamos ante la desgracia de una familia que queda destruida por el uso de un veneno que alguien utilizó a título personal o que alguna “empresa” no certificada aplicó sin ningún tipo de regulación. De

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En abril 2021, escribí, llamando la atención sobre las intoxicaciones y muertes asociadas al uso de bebidas alcohólicas adulteradas. Hoy, estamos ante la desgracia de una familia que queda destruida por el uso de un veneno que alguien utilizó a título personal o que alguna “empresa” no certificada aplicó sin ningún tipo de regulación. De esto último no estoy seguro. De lo que sí estoy seguro es, que esta historia se repite, porque somos una sociedad huérfana.

Las intoxicaciones, envenenamientos y los intentos de suicidios, que son un problema y una verdadera preocupación para la sociedad dominicana, en pleno siglo XXI, todavía están sin control en nuestro país, porque no tenemos dolientes, aunque a diario se nos diga lo contrario.

Afirmar que “vamos en las vías del desarrollo” son palabras huecas mientras el especialista o el médico general en la emergencia de un hospital en la ciudad o en un pueblo, carece de un Centro Nacional de Toxicología que nos pueda asesorar cuando recibimos un niño o un adulto intoxicado o bajo los efectos de un veneno y con altas probabilidades de morir.

Volvemos a repetir una vez más, que el país necesita un centro nacional de toxicología, que es un establecimiento manejado por un personal y laboratorios especializados, que labora todo el año 24 horas al día. Que existe en los países grandes, medianos y pequeños donde sus gobiernos han pasado de las palabras a los hechos. Una institución que aporta información y asesoría permanentes relacionadas con la toxicidad de sustancias químicas, venenos, animales ponzoñosos, medicamentos y plantas, sus efectos dañinos a la salud humana y sus antídotos. Este centro nacional tiene entre sus funciones, además, capacitar a los médicos y enfermeras con talleres y a la población con material informativo, afiches, boletines y audiovisuales. Un centro asesorado por otros centros similares en países más avanzados con los que ha establecido alguna afiliación.

Con un centro nacional de toxicología se benefician los hospitales públicos y privados, el especialista y el médico general, el que trabaja en la sala de emergencia de la capital y en el pueblo más apartado. Es una ayuda importante al ministerio público, a fiscales y jueces en su labor de impartir justicia. Que beneficia al ciudadano, el principal activo de una nación.

Los habitantes de un país con aspectos tan básicos y elementales de Salud Pública aún no resueltos, seguirán siendo huérfanos de oportunidades. Y su camino hacia el desarrollo, con tantos obstáculos que pudieron haberse salvado hace tiempo, seguirá siendo una vía muy difícil por no decir imposible de transitar.

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