La trata de mujeres y niños sigue siendo un flagelo en China

Ese país asiático puso en marcha una operación especial para combatir el tráfico de mujeres y niños

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El martes, 19 de marzo, China puso en marcha una operación especial para combatir el tráfico de mujeres y niños. La campaña se desarrollará en todo el país hasta finales de 2024. Según la ONU, la trata y explotación de seres humanos es la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo. Este fenómeno global persiste en China en un contexto muy específico.

La última vez que las autoridades chinas intentaron combatir el tráfico de seres humanos, especialmente de mujeres y niños, fue en 2022. El Ministerio de Seguridad Pública tuvo que reaccionar con urgencia ante una noticia que conmocionó al país. El video de una mujer encadenada por el cuello, acurrucada en un granero de la provincia oriental de Jiangsu, dio la vuelta al mundo. Resultó que la mujer había sido víctima de trata, secuestrada y vendida a un hombre con el que tenía ocho hijos. El hombre fue condenado posteriormente a nueve años de cárcel por malos tratos y confinamiento. Pero las imágenes causaron conmoción en todo el país, obligando a algunos medios de comunicación oficiales a admitir que la “venta de mujeres” era una realidad.

Impuesta desde hace casi 40 años, esta medida está en el origen de un importante desequilibrio demográfico. Lanzada en 1979, la política de limitar los nacimientos a un hijo por pareja finalizó en 2015. Pero las consecuencias para el equilibrio entre hombres y mujeres son desastrosas. Según el censo de 2020, hay 35 millones más de hombres que de mujeres en China.

En aquella época, Deng Xiaoping quería dar prioridad al desarrollo económico. En un país patriarcal como China, el control de la natalidad ha provocado una explosión de abortos selectivos y abandono de niños, con un efecto dominó en el tráfico de mujeres y niños. Las redes delictivas operan entre las provincias chinas, donde el desequilibrio entre hombres y mujeres varía de 106 a más de 126 hombres por cada 100 mujeres, pero también entre China y muchos países de la región.

En anteriores intentos, los legisladores abogaron por endurecer las penas para los traficantes y sus cómplices, porque la “venta” y la compra de víctimas se consideraran el mismo delito y por aumentar las penas de 5 a 20 años de cárcel. Estas medidas no parecen haber dado los resultados esperados.

En realidad, no existen cifras precisas, pero las desapariciones de niños se estiman entre varias decenas y varios centenares de miles al año. Los estudios han demostrado, por ejemplo, que la mayoría de los niños abandonados son niñas y la mayoría de los niños secuestrados son varones. En 2021, la policía china anunció que había encontrado a casi 11.000 niños desaparecidos o secuestrados que habían podido regresar a casa.

No hay cifras precisas sobre las mujeres, pero la prensa asiática informa regularmente de casos de víctimas repatriadas a Laos, Camboya y, más recientemente, Filipinas, donde se descubrió una operación de tráfico de novias por correo en la que estaba implicada la mafia china.

Los traficantes transfronterizos también operan en Birmania, sumida en una guerra civil, y cientos de mujeres habrían sido víctimas de matrimonios forzados. El fenómeno también se desarrolla entre China y Corea del Norte, Nepal, Indonesia y Pakistán.

Las organizaciones piden campañas de sensibilización dirigidas a las mujeres vulnerables y pobres de estos países, para desmitificar la imagen del Eldorado económico de China y concienciarlas de los riesgos que entraña, a fin de que no caigan en las garras de los traficantes.

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