En busca de la soledad

Cuando viajo lo hago más por los amigos que tengo desparramados en el mundo que por el encanto de sus ciudades hermosas. Un amigo es motivo de cualquier excusa, si fuera necesario, para atravesar el Atlántico. Hoy estoy en San Sebastián convocado una vez más por Dferia, un evento cultural de la ciudad  donde danza

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Cuando viajo lo hago más por amigos que tengo esparcido en el mundo que por el encanto de su ciudades hermoso.

Un amigo es el motivo de cualquier excusa, si es necesario, para cruzar el Atlántico. Hoy estoy en San Sebastián convocado un año más por Dferia, un evento cultural del ciudad donde la danza y el teatro son el menú de varias intensas jornadas de espectáculos. Me invita mi amiga Norka Chiatuvo, directora del festival.

En el avión una azafata me pregunta si viajaba solo, dándome a entender que a mi edad debería tener la custodia, parece que ya perdí la juventud y se nota demasiado. Durante el vuelo evito cualquier tipo de conversaciónquiero quedarme el mayor tiempo posible conmigo mismo y disfrutar.

Al aterrizar tomo otro vuelo a Bilbao y luego en autobús a San Sebastián. Llegué exhausto, pero nada más que un buen baño de agua caliente no se recuperan.

Ni el horrible frío ni la noche sin estrellas me asustan… Decido salir y sentir el ciudad. En la calle, porque es el 8 de marzo, Día de la Mujer, una manifestación de protesta en puro euskera, hombres y mujeres caminan protestando por la discriminación en la que viven las mujeres.

No entiendo nada, pero me uno al protestas. Son sólo las 7 de la noche y tengo que compensar la diferencia en cronogramasi me acuesto me despertaré a las 2:00 o 3:00 am y cojearé el resto del viaje.

Continúo caminando, bordeando el mar, hasta llegar a la zona de bares en el ciudad viejoA lo lejos dos bañistas nadan en un mar helado, solo verlos me congela.

Camino por varios callejones, es viernes y parece que todo el gente del ciudad ha decidido salir celebrarunos bares más ruidosos que otros, bullicio total, algunos en mesitas colocadas, desafiando el frío, en la zona de fumadores, con sus cervezas y vinos, y sus risas y sus chistes en euskera, verlos reír me contagia un poco. “ongi etorri”.

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Estoy buscando bar más tranquilo para beber un vino y comenzar mi estancia con un sándwich de jamón y ensaladilla rusa, lo encuentro al poco de caminar mucho.

El camarero parece estar dominicano tenedores dominicano. Me identifico inmediatamente y comento que también soy de su país, intentando ser solidario.

Inmediatamente el joven de piel oscura el me mira y dice ” esos ojos azules y ese color de piel, “No hay flujo, amigo, no hay flujo.” y se marcha inmediatamente sin darme tiempo a justificar mi fachada. me voy a otro bar riéndose de risa.

Al entrar le pido a la camarera que sirve un vino tinto, por su discurso deduzco que es Colombianame siento en la barra, al rato entramos conversaciónes muy joven y me dice que todos en ese lugar son colombianos. “Los Latinos Unidos nunca serán derrotados”.

Luego viene un nicaragüense amiga de la casa, que me hace compañía, hablamos de todo menos políticatema que evito porque no lo entiendo ni quienes lo hacen.

Habla de amardel dolor de abandonar la patria en busca de una mundo mejor y la decepción de no encontrarlo, el nica Estuvo casado con una española y no le fue bien, ahora tiene una hija y está atado a ella, dice que es el verdadero amar de su vida.

El Colombiana No quiere volver, aunque confiesa que todo es trabajo y sueño, aún no se ha enamorado pero no tiene prisa; El gerente, casado, no tiene hijos ni los quiere, el mundo No le gusta cómo es y no quiere complicarse las cosas teniendo hijos para que puedan vivir como él.

Increíble mis ganas incontrolables de comprometerme amistad y conocer el gente.

La noche se me hace corta, el sueño empieza a vencerme y tengo que disculparme; a rapero paisa, al enterarme que estoy en el mundo del cultura, Me pide que le ayude a promocionarse, prometo volver antes de salir del ciudad.

De regreso hotel En silencio, tengo la sensación de que siempre he vivido aquí y que estos desconocido Hasta ahora son parte de mi vida.

El soledad Es un artículo de lujo y puede que no quiera comprarlo, lo disfruto. gente. Ella empieza a llover.

Me duermo feliz y sueño que estoy en San Sebastián solo y me da pánico.

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