Uno de nosotros

Tarde de miércoles de principios de los noventa, al parqueo del viejo Club San Jerónimo llegaba puntual, a la misma hora de siempre, un carro marca Lada lleno de fútbol. De su baúl, salían todos los balones que usted pudiese imaginar lanzados uno a uno hacia la cancha por un señor con un marcado acento

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Un miércoles por la tarde a principios de los noventa, un auto Lada lleno de fútbol. De su baúl salieron todas las pelotas que puedas imaginar, lanzadas una a una hacia la cancha por un hombre con fuerte acento patagónico y cuyo tono de voz se escuchaba a cuadras a la redonda. Al ingresar al campo, antes del inicio de cada práctica, el ritual consistía en limpiar el terreno, retirar piedras, quitar hojas sobrantes, algunos escombros; poniendo en condiciones tu oficina.

Eran tiempos en los que el fútbol en República Dominicana Todavía lo practicaban y consumían unos pocos, en su mayoría inmigrantes que, como él, querían transmitir a sus seres queridos la pasión que provoca el deporte más de moda.

Ese espacio, con el paso de los años, acabó convirtiéndose en el pionero de las escuelas de fútbol. El sueño de este argentino es hoy una realidad gracias a un conjunto de valores que son parte inseparable de su nombre y de su ser; trabajo, dedicación, constancia, sacrificio, puntualidad, esfuerzo. Una serie de valores que, junto a los fundamentos del juego, Jorge ha sabido transmitir a muchos niños y jóvenes de nuestro país.

Después de más de cuarenta años de haber decidido hacer de nuestra isla su hogar, entregándose en cuerpo, alma y corazón a la enseñanza deportiva en los campos, aulas y en los medios de comunicación, la semana pasada recibimos la grata noticia de que Jorge Rolando Baugeruno de nuestros padres fútbolhabía completado el proceso de naturalización que lo convirtió legalmente en ciudadano dominicano.

En un mundo obsesionado con la búsqueda del éxito distorsionado y reducido a la superficialidad de la obtención de estatus, ascendencia y acumulación de logros materiales, aquellas condiciones que hacen a los seres humanos verdaderamente especiales están siendo dejadas de lado, o incluso perdidas. Jorge, con su esencia, reivindica allá donde va. Uno de ellos es también el agradecimiento que me apropio para, a través de estas líneas, enviaros un abrazo de felicitación y deciros ¡muchas gracias!

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