Transbordador constitucional – El Profe Show

Por efecto de mi educación en el entrañable hogar paterno y, sobre todo, por el ejemplo como hombre público de mi querido y recordado padre Juan José Ayuso, admito que soy poco dado al discurso lisonjero y a los “reconocimientos” a destiempo y oportunistas. Aunque por la misma crianza, reforzada por el humanismo lasallista, intento

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Por efecto de mi educación en el entrañable hogar paterno y, sobre todo, por el ejemplo como hombre público de mi querido y recordado padre Juan José Ayuso, admito que soy poco dado al discurso lisonjero y a los “reconocimientos” a destiempo y oportunistas. Aunque por la misma crianza, reforzada por el humanismo lasallista, intento ser de buen trato, magnánimo y considerado con los demás y, como norma de vida y de trabajo como juez constitucional, trato de ser justo al intentar siempre dar a cada quien lo que le corresponde.

En esta tesitura, me toca intentar hacer un pertinente y merecido reconocimiento (sin las comillas ut supra) al magistrado presidente del Tribunal Constitucional dominicano, el ilustre jurista Dr. Milton Ray Guevara quien, el próximo 28 de diciembre, culminará doce años a la cabeza de esta alta corte, órgano extrapoder producto de la reforma constitucional del 2010 y cuya labor jurisdiccional y pedagógica le ha llevado a ocupar un sitial de primer orden en la comunidad jurídica nacional e iberoamericana.

En todo caso, mis apreciaciones sobre Don Milton -al menos en público y televisadas- iniciaron el día 5 de diciembre del 2018 cuando me entrevistaba el Consejo Nacional de la Magistratura para optar por el cargo que, gracias a la escogencia del órgano, hoy ocupo. (Anecdótico recordar que ese día, mientras respondía preguntas de los miembros del CNM, ocurrió la terrible y devastadora explosión de una empresa cuya onda expansiva estremeció el Palacio Nacional y parte del país).

Ante la pregunta del presidente de Danilo Medina sobre cómo evaluaba la labor de siete años del Dr. Ray Guevara al frente del TC, mi respuesta fue, ante todo, valorar nuestra relación de larga data en las lides académicas y políticas, para luego afirmar que “que la labor hermenéutica que ha hecho el Tribunal Constitucional es (había sido) loable”, sin desmedro de que como jurista y abogado en ejercicio había cuestionado algunas de sus sentencias desde la óptica doctrinal.

 

 

 

 

Luego inquirió el presidente Medina si la antigua condición de militante partidario de Don Milton había afectado su desempeño al mando del TC, a lo que respondí que conocía bien de esa filiación ya que la habíamos compartido en la misma organización política, que asimismo coincidimos en el equipo gobierno del 2000 al 2004, él como ministro de Trabajo y yo como viceministro de Relaciones Exteriores (nuestra diferencia de edad es de 15 años), y que me constaba que esta condición no había tenido injerencia en su trabajo en la alta corte.

Añado que -por lo menos- no de manera negativa, antes, al contrario, puesto que como bien afirma la doctrina autorizada el TC “tiene funciones políticas mucho más marcadas que el Poder Judicial” (Jorge Prats); que ese órgano muchas veces está compuesto por “eminentes políticos que a la vez son juristas y catedráticos” (Zaffaroni); “que en cada litigio constitucional se esconde una cuestión política susceptible de convertirse en un problema de poder” (Landa Arroyo), y que “El TC está dentro de la política, incluso es uno de sus factores decisivos, si por política se entiende la actividad dirigida a la convivencia” (Zagrebelsky).

Hoy, cinco años después de lo expresado ante el CNM y con casi ese lapso laborando como juez en el TC, ratifico lo dicho entonces: “que bajo su liderazgo como presidente el Tribunal ha logrado que se consolide la institución que ejerce una justicia constitucional novedosa en el diseño constitucional del país”. Por igual, hoy reitero el invaluable aporte de Don Milton “hacia la creación de una cultura de cumplimiento de la Constitución tanto por parte de los poderes públicos como de los ciudadanos”.

En atención al espacio que este prestigioso diario amablemente me ha cedido, no puedo detenerme en la dilatada hoja de vida del Dr. Milton Ray Guevara, cuestión que, por demás huelga, visto que es de público reconocimiento su accionar en el devenir histórico de la nación, ora como dirigente político o influyente jurista desde la sociedad civil, ora como hombre de Estado, funcionario público, legislador y magistrado presidente del Tribunal Constitucional, banderías partidarias e ideológicas aparte.

Es de consenso que el Tribunal Constitucional cumple, a cabalidad y sin intromisiones indeseables, con la elevada y compleja misión de garantizar la supremacía de la Constitución, defender el orden constitucional y proteger los derechos fundamentales de las personas, Por ello, concuerdo con Don Milton que es cada vez más utilizada la frase, tanto en la refriega política como en los conflictos jurídicos, “Nos veremos en el TC”.

Para concluir, baste reiterar que, bajo su dirección, ha sido exitosa tanto la construcción como la travesía de -como él mismo ha denominado- “un transbordador espacial listo para seguir avanzando” hacia el promisorio futuro del Estado Social y Democrático de Derecho que, desde el patriotismo constitucional abierto, plural, inclusivo y tolerante, forjamos en la comunidad de intérpretes de la Constitución. Y estimo que este es, desde ya, el mayor legado al país del Dr. Milton Ray Guevara.

 

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